jueves, 26 de julio de 2007

Parados sobre un gigante mocho


Los grandes hombres de ciencia pudieron ver lejos por estar parados sobre los hombros de gigantes. Todos se nutrieron con los trabajos y experiencias de sus predecesores.

Para inventar algo nuevo es imprescindible conocer lo anterior, para no volver a inventar el agua tibia y para no repetir errores.

Entonces, en nuestra construcción colectiva de un nuevo socialismo, tenemos que ser permeables a todas aquellas ideas que buscan una transformación social y la liberación de la humanidad, tenemos que nutrirnos con todas esas ideas y experiencias sin dejar ninguna por fuera.

En líneas generales siempre han existido dos corrientes del socialismo, la estatista y la anti estatista; la autoritaria y la libertaria; la centralista y la federalista; la Marxista y la Anarquista. Si nos quedamos con una sola opción nos estamos quedando solo con la mitad del socialismo, si innovamos desde allí nos estaremos parando sobre los hombros de un gigante mocho y es muy probable que no veamos muy lejos y que volvamos a equivocarnos.

Lamentablemente hay una tendencia fuertemente conservadora que, atada a viejos y decrépitos dogmas, pretende imponer su versión de socialismo, ignorando que en la revolución bolivariana se trata de inventar un nuevo modelo.

Esa tendencia, la autoritaria, que demostró su fracaso en la URSS pretende ahora seguir empleando los mismos argumentos que la llevaron al fracaso, los mismos gastados argumentos de hace 80 años que probaron ser falsos, acusando de “izquierdistas infantiles” a cualquiera que tuviese otras ideas o nociones revolucionarias, a cualquiera que quisiese llevar la revolución más lejos, que quisiese profundizarla o que tuviese críticas o propuestas. Esa es la enfermedad senil del derechismo en el comunismo.

Este “derechismo” que se ha esforzado por ocultar o tergiversar el anarquismo y las posturas más izquierdistas dentro del comunismo. Ese “derechismo” que se esconde en el socialismo autoritario, que no reconoció nunca la crítica que por más de cien años se le hizo desde el anarquismo y desde amplios sectores del comunismo mas radical y que ahora, forzados por la historia admiten algunos de sus errores, pero sin reconocer lo esencial y ocultando precisamente la existencia de todos aquellos que por años levantaron esas críticas.

Es ese derechismo que aniquila el “libre examen”, ese derechismo que cree saber mejor que el pueblo que es lo que quiere y lo que más le conviene, ese derechismo que construyó un imperio invasor en nombre del socialismo, un monstruo estatista que probó no tener nada que ver con la liberación de la humanidad; ese derechismo que tanto daño le ha hecho a todas las revoluciones, esa es la enfermedad decrépita que quiere secuestrar nuestra revolucion.

Esa enfermedad senil del derechismo, que quiere que seamos seres pasivos y no revolucionarios activos, que quiere que seamos simples seguidores acríticos, que no cree en la democracia ni en la participación, que le teme al pueblo y a sus poderes creativos, que le interesa conservar la burocracia y sus parcelas de poder y que se erige como una élite iluminada, Esa enfermedad senil pretende ocultar y tergiversar ese otro socialismo y que nos quedemos únicamente con la mitad del mismo, y con la mitad fracasada; esa decrepitud "socialista" pretende que nos paremos sobre los hombros de un gigante mocho.

Estudiemos TODO el socialismo, no nos quedemos tan solo con la mitad, no le temamos a las ideas ni a las transformaciones y tomemos colectivamente las riendas de la revolución.

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