sábado, 23 de agosto de 2008

Sacco y Vanzetti



Toparquía, rinde homenaje a todos los que luchan por un mundo libertario, solidario, humano. De pie mirando al horizonte, desde donde se adivinan los tiempos y las luchas por venir gritamos a los vientos los nombres de los que han regado con su sangre la tierra del mañana, para apurar la cosecha…. ¡¡¡ Sacco y Vanzetti!!!!

“Ahora tengo que decir que soy inocente de todas estas cosas; que no sólo he luchado toda mi vida para desterrar los crímenes que la ley oficial y la moral oficial condenan, sino también para desterrar los crímenes que la ley y la moral santifican: la explotación y la opresión del hombre por el hombre. Y si hay alguna razón por la que yo estoy en la sala como reo, si hay alguna razón por la que usted va a condenarme es esa y no otra” B. Vanzetti. (1)



Recordamos hoy a Nicola Sacco y Bartolomé Vanzetti, dos obreros asesinados por el Estado Norteamericano. Criminalizados por la prensa conservadora y por una burguesía temerosa a los cambios sociales y las ideas radicales, acusados de crímenes que no cometieron, fueron condenados en 1927 a la silla eléctrica.

Asesinados por comulgar en la causa de los desposeídos, en la causa de la libertad, en la causa de la igualdad; dos humildes obreros asesinados por sus ideas anarquistas.

“Habéis luchado en todas las guerras. Habéis trabajado para todos los capitalistas y habéis errado por todos los países. ¿Habéis cosechado los frutos de vuestro trabajo, el precio de vuestras victorias? ¿Os satisface el pasado? ¿Os sonríe el presente? ¿Os promete algo l futuro? ¿Habéis encontrado ua parcela donde poder vivir y morir como seres humanos? Sobre estos problemas, sobre estas argumentaciones y estos temas, la lucha por la existencia, hablará Bartolomé Vanzetti…” (2)



Panfleto repartido para convocar a un mitin para el 9 de mayo de 1920 en Brockton, en el que hablaría, entre otros, Vanzetti.

“Si no hubiera sido por esto, podría haber vivido mi vida hasta el final, hablando en las esquinas a los hombres desdeñosos. Habría muerto, desconocido, inadvertido, fracasado. Ahora no hemos fracasado. Esta es nuestra carrera y nuestro triunfo. Nunca pensamos en toda nuestra vida haber podido hacer tanto por la tolerancia, por la justicia, por el entendimiento entre los hombres, como hemos hecho ahora por casualidad. ¡Nuestras palabras, nuestras vidas, nuestros dolores, no son nada! ¡Las vidas que nos quitan, vidas de un buen zapatero y de un pobre vendedor de pescado; eso es todo! El último momento nos pertenece, la agonía es nuestro triunfo”

Extracto de una declaración hecha por Vanzetti después de recibir la sentencia, el 9 de abril de 1927. (3)



“La condena a muerte de los dos anarquistas italianos Sacco y Vanzetti en Estados Unidos había conmocionado a la clase trabajadora de todo el mundo. Jamás un hecho de esta naturaleza tuvo tanta repercusión en el orbe. Los diarios, sin distinción de tendencias, dedicaban titulares en primera plana a la marcha del proceso. Se hacían mítines de protesta sin distinción de ideologías, se formaron centenares de comités pro Sacco y Vanzetti.



(…) La agitación mundial crece: Estallan bombas en Barcelona, París, Madrid y se cometen actos terroristas en todas las ciudades donde existe un proletariado más o menos organizado

(…) A pesar de que también allanan la redacción de Culmine y se llevan los originales del número 26 y de que debe andar esos días escondido, Di Giovanni se da el gusto de enviar su periódico a los abonados el 1 de agosto…

¡Iconoclastas! ¡Rebeldes a todas las opresiones y a todas las injusticias! Jóvenes temperamentales indomables a todas las tempestades de la vida, ha llegado la hora de COOPERAR con todas nuestras fuerzas, para salvar con la vida de Sacco y Vanzetti también la dignidad revolucionaria que nos anima. ¡Demos fuego a la dinamita vindicadora! ¡Destruyamos a la infame casta de los esclavistas y aprestémonos a la más desesperada lucha por la libertad absoluta de los dos reclusos de la cárcel de Charlestown!” (4)



¡Nicola Sacco!. El oficial del juzgado se levantó ¿tiene usted alguna razón que prohíba ejecutar la pena de muerte a la que está condenado?

Sí Señor, Contestó desde el interior de la jaula de acero y dirigió su mirada hacia el banco del juez. (…)

Nunca tuve conocimiento, nunca escuché, ni siquiera encontré en la lectura de la historia algo tan cruel, algo tan parecido a este tribunal. Después de siete años de proceso aún se nos tiene como culpables. Y esa gente sensible fue llamada hoy, al igual que nosotros, ante este tribunal. Sé que va a ser una condena entre dos clases sociales, entre la clase de los desposeídos y la de los ricos, que siempre van a estar en un constante conflicto. Fraternizamos con la humanidad a través de libros, escritos y documentos. Ellos persiguen al pueblo, lo tiranizan lo asesinan. Pretendemos educar al pueblo. Ellos intentan engendrar un abismo entre nosotros y otros grupos sociales que nos odian. Es por esto que hoy me encuentro sentado en este banco, porque pertenezco a la clase de los reprimidos y dominados.”
(5)



“Mi querido hijo y compañero (…)

…Me alegro de que no vinieras mientras estaba en la celda para que no vieras el horrible cuadro de tres personas angustiadas, esperando ser electrocutadas, pues no sé el efecto que eso hubiera tenido a tu corta edad. Pero, en otro sentido, hubiera sido útil, pues en el futuro te habría servido ese terrible recuerdo para arrojarle al mundo la vergüenza del país en esta cruel persecución y nuerte injusta. Sí, Dante, pueden crucificar hoy nuestros cuerpos, como lo están haciendo, pero no pueden destruir nuestras ideas, que servirán para jóvenes que vengan después.

Dante, cuando antes he dicho tres humanos enterrados, quise decir que con nosotros hay otro joven que se llama Celestino Maderios, al que van a electrocutar al mismo tiempo que a nosotros. Ha estado ya dos veces antes en esa horrible celda de los condenados, que deberían destruir las piquetas del verdadero progreso, esa horrible celda que será para siempre la vergüenza de los ciudadanos de Massachusetts. De4berían destruir el edificio y levantar una fábrica o una escuela para enseñar a muchos de los cientos de huérfanos pobres del mundo.”

(de Sacco a su hijo Dante)

21 de agosto de 1927. Desde la celda de los condenados a muerte de la prisión del Estado de Massachusetts. (6)

“El Día 23 de Agosto a las 0:11 entraba Sacco en la cámara de la muerte. Había salido de su celda con paso firme. Tenía la cara pálida, pero su expresión era retadora. Se sentó él mismo en la silla eléctrica y, cuando comenzaron a colocarle las correas, gritó con voz atronadora: “¡Viva la anarquía!” Luego dijo: “Adiós, querida compañera, adiós, hijos míos, amigos…” y tras una corta pausa: “¡Buenas noches, señores! ¡Adiós madre mía!”



A las 0:19 Sacco era oficialmente declarado muerto”

“Pero el nombre de Sacco ha de vivir cuando el señor fiscal y sus huesos sean polvo dispersado por el tiempo. Cuando nuestro nombre y el suyo, vuestras leyes, vuestras instituciones y vuestro falso dios sean solo un vago recuerdo de un tiempo maldito en que el hombre era el lobo del hombre” B. Vanzetti.

A los veintisiete minutos del 23 de agosto de 1927 se certificaba oficialmente la muerte de Vanzetti.



“Mas o menos diez mil personas pudieron llegar al cementerio de Forrest Hill.

Allí, ante los dos ataúdes, Mary Donovan habló y dijo (…)

“…Sois los dos, Sacco y Vanzetti, las víctimas de la plutocracia que sufre el mundo desde los tiempos de Roma. Vuestras largas torturas y vuestra agonía será nuestra fe y la de nuestros hijos para imitaros luchando por un mundo mejor, fundado en esa misma fraternidad por la que habéis perdido la vida. Recordando vuestro martirio seguiremos la lucha y venceremos”



(…) Aprovechó la oportunidad el profesor Albert Einstein, que tanto había luchado por los martires italianos de Boston, y pidió a Truman que hiciera colocar en la alcaldía de Boston una placa reivindicatoria a Sacco y Vanzetti. Einstein murió sin haber obtenido esa justicia póstuma, como murieron Anatole France y Upton Sinclair, sin tampoco obtenerlo. Pero quedarán igualmente estas palabras de Sinclair, suficientes para recordarlos eternamente:

“El símbolo está, aunque entre tinieblas, en el espíritu de los seres humanos. Murieron por la libertad de los humildes y sus nombres simbolizan los procesos de dos mil años, condensados en uno solo. Más de cien millones de trabajadores sabían que Sacco y Vanzetti caían como héroes de la causa proletaria. Blancos, negros, amarillos y cobrizos, hombres pertenecientes a cien países y a un millar de tribus, los eternos esclavos del hambre, los náufragos, los desheredados, sentían en aquellos momentos una especie de religioso temor. Era la continuación del proceso místico del sacrificio que a través de los siglos marca las etapas salvadoras

(…) Más de cien millones de obreros encadenados, envueltos en la ponzoñoza nube del horror capitalista, sabían que los dos italianos perdían la vida por izar la bandera de la libertad.

(…) Para aquellos cien millones de obreros, Sacco y Vanzetti eran símbolo y ejemplo de una lucha por la justicia y la paz, hogueras perennes del mundo, esforzados héroes de un mañana sin rencor ni vileza…” (7)



(1) Gregorio Selser. “Historia del movimiento obrero”
(2) Idem.
(3) Irving Louis Horowitz. “Los Anarquistas”
(4) Osvaldo Bayer. “Severino Di Giovanni. El idealista de la violencia”
(5) Helmut Ortner. “Sacco & Vanzetti. El enemigo extranjero”
(6) Irving Louis Horowitz. “Los Anarquistas”
(7) Gregorio Selser. “Historia del movimiento obrero”