jueves, 18 de octubre de 2007

Crónica sobre la inauguración del Ateneo Carlos Molina- La Teja.

FAU (Federación Anarquista Uruguaya).
URUGUAY



Dos enormes pasacalles colgados en distintos puntos del barrio La Teja anunciaba la inauguración del Ateneo Carlos Molina, acompañaban al texto una imagen del payador libertario que huella tan profunda dejó en el movimiento popular. Una invitación circuló profusamente, en ella estaban los detalles: sábado 22 de setiembre, 20 horas. Invitación semejante se encontraba por internet.

El local, recién alquilado, está en un punto céntrico de La Teja, el transporte colectivo circula por esa calle: Carlos María Ramírez. La sede cuenta con un amplio salón y una especie de explanada que permite ser usada por el Ateneo, ya que aunque amplia deja despejada la vereda. La Teja es barrio vecino del Cerro y con ciertas semejanzas con aquel, barrio obrero hoy casi ex-obrero que hace varias décadas atrás estuvo poblado de fábricas y con muchos trabajadores de los frigoríficos. Frigoríficos que estaban en su mayoría instalados en el Cerro y uno en la misma La Teja. Zona con una rica historia de luchas obreras y populares que se remonta a más de un siglo y que buena parte de la población guarda en su memoria, ella sigue siendo un acicate para enfrentar los dramáticos momentos del presente. La Teja mantiene una importante vida social, sindicatos y organizaciones sociales participan y promueven diferentes reclamos, reivindicaciones, enfrentamientos a injusticias varias. Están presentes luchas por DD.HH; por mejoras en la vivienda y la salud, contra la desocupación. Hay actividades y organizaciones sociales que han sido regulares en su accionar como, por ejemplo, la de la plombenia, la del agua, jubilados, sindicato de ANCAP, Covitea y tantos otras que han funcionado por temas puntuales. A lo que hay que agregar una coordinación de más de dos décadas con el Cerro organizando la populosa Marcha del 1º de Mayo. En estos últimos meses, la barriada tejana, ha sido, además, protagonista de dos actos zonales inscripto en esa campaña nacional por la anulación de la ley de impunidad que sigue cubriendo a asesinos y torturadores y todo el terrorismo de estado que impulsó y circuló en el interior de esa monstruosa política.



“Vamos a empezar” dijo uno de los integrantes de la Mesa y acto seguido desde los parlantes se anunciaba que daría comienzo el acto. La Mesa estaba compuesta por Néstor Perdomo, Justo Pilo, Eduardo Barreira y Raúl Pampín. Este último compañero había participado activamente en el Ateneo que funcionó tiempo atrás durante varios años en La Teja y que fuera fundado en 1965.

Se dieron lectura a las adhesiones recibidas.

En primer término habló el historiador Gonzalo Abella. Fue la suya una disertación que tomó varias aspectos de la lucha emancipatoria latinoamericana, la opresión de las poblaciones originarias al tiempo que destacó el carácter del payador en nuestro trayecto histórico. Hizo menciones expresas y ricas sobre Carlos Molina.
Pampín, Perdomo y Pilo tocaron aspectos de la trayectoria de Carlos Molina y desarrollaron el porqué de la fundación de este Ateneo. Agregaron consideraciones sobre los aspectos social-políticos que se piensan abarcar: los problemas que la gente del barrio tiene planteados como urgencias; las coordinaciones con otras organizaciones sociales y aquellos problemas nacionales que a todos atañen. Igualmente la identificación con las luchas populares que hoy se despliegan en nuestra América Latina que al tiempo que van produciendo el subjeto histórico de este tiempo van también produciendo un saber vinculado a la acción misma. Muchas de estas consideraciones, en estado más sintético, están en un volante que se repartió entre la concurrencia y que nos parece pertinente insertarlo a continuación. Pero antes hay que resaltar que se invitó a los vecinos y concurrentes a que dieran su opinión. Así circuló el micrófono por entre el público y varios vertieron sus enfoques y preocupaciones. Cantores populares ofrecieron su aporte cultural que fue recibido con mucha simpatía por el público. Unas 200 personas acompañaron el todo el evento.

Documento repartido en la inauguración del Ateneo Carlos Molina.


En setiembre de 1998 se fue y quedó, todo al mismo tiempo, el querido Gaucho Carlos Molina. Payó con la muerte y a ella le va ganando. La memoria y el corazón de tantos lo mantiene vivo. Carlitos a payado con la muerte y con el diablo. Una vez dijo: -Sí, sí... Con el diablo he payado. No hay otro diablo que la injusticia social, no hay otro diablo que los que se entrometen y obstruyen los destinos de mi país y mi continente. Contra ese diablo he payado toda mi vida.”

Combatiente por la igualdad y la libertad, contra todo tipo de injusticias. Identificado totalmente con la causa de los oprimidos, reclamaba en uno de sus versos desde el corazón: “Bartolomé dame el cielo, con estrellas libertarias, para una vida sin parias”.

La imagen con su sonrisa bonachona, su firmeza de ideales, su rebeldía permanente, su calidad humana quedarán para siempre hondeando en los tiempos. Sabía como pocos conjugar su humana sensibilidad con la convicción inclaudicable de sus ideales. Como él solía decir refiriéndose a defender con firmeza los principios fundamentales: “hay que ser intrasigente pero no intolerante”.

Su canto, su inventiva, su saber popular, su ética, su consecuencia, su sentida identificación con los de abajo marcó un rumbo. Uno de esos rumbos que el tiempo no borra.

Con su guitarra rebelde a cuestas recorrió diversos lugares geográficos y muchos lugares conceptuales. Su vigoroso canto o payada, lleno de contenido social, denunciaron y repudiaron injusticias donde las hubiere: explotación, represiones, miseria.



Un hombre integro, consecuente, dolorido con los sufrimientos de su pueblo, de todos los pueblos oprimidos y explotados, identificados con todos los sueños de un mañana distinto y mejor.

Nunca amansó su voz, nunca su canto eludió el compromiso, nunca le cantó a los de arriba.

Le cantó al “pión” y la “piona”, al habitante de los pueblos de ratas, al poblador de los llamados cantegriles. Denunció con sensibilidad profunda y herida, tronando ira, aquella yerra humana que realizara un estanciero, inmundo personaje para quien animales y piones eran lo mismo.

Le cantó a mil huelgas, estuvo con su prosa rebelde y solidaria en cantidad de ocupaciones de fábricas. Podemos simbolizar esto en aquellas décimas dedicadas al negrero de FUNSA, Pedro Saenz, que tituló: “Don pedro el Inquisidor. Y en aquella larga y combativa huelga de los trabajadores de la industria frigorífica. Una crónica de la época hecha por Gerardo Gatti lo dice todo:

“Creemos haber sido testigos de un hecho nunca visto en los anales de las huelgas. Un día, una noche mejor, el payador Carlos Molina se trasladó al Cerro. Hubo mitin. desfilaron oradores conocidos y oídos todos los días. La noche era fría y lluviosa. Había más gente que de costumbre, estoica y resignada. Seguía lloviendo, pero la muchedumbre se apretujaba y crecía. Cuando el Bardo de Tacuarí dijo en verso y con guitarra cosas que todos sienten, vimos rostros varoniles surcados por lágrimas y puños crispados que ni siquiera se distendían para aplaudir y gargantas que no podían ni gritar, atenaceadas por la emoción... Molina, el payador libertario, hablo por todos. Su numen vibró en la sacrosanta rebeldía proletaria, rugió la protesta contra el Estado, los políticos, las empresas, y los terratenientes”.





Seguía con entusiasmo y esperanza las luchas que se libraban en nuestro América Latina. A esas luchas les cantó y por ellas no entraba en cálculo alguno. Estaba actuando Carlos Molina en la Argentina y desde el escenario marchó preso. Habían matado a un símbolo de la lucha emancipatoria, habían asesinado al Che. El poeta Juan Gelman, el mismo a quien la dictadura uruguaya asesinara su nuera y cuyos restos aún no aparecen, cuenta el episodio en un poema:

“Soy de un país donde hace
poco Carlos Molina.
Uruguayo anarquista y payador
fue detenido.
Molina cantaba, bellezas y dolores
Cuando de pronto el Che empezó a
vivir a morir en su guitarra
y así la policía lo detuvo”.


Con ira y cariño recordó en sus coplas a los compañeros “desaparecidos” y asesinados durante la dictadura, por ejemplo a Elena Quinteros, León Duarte, Gerardo Gatti.
Ese era y es el compañero que hoy está entre nosotros. Por todo ello está hoy en este Ateneo, hermano de otro al que estuvo vinculado durante tantos años. Donde conoció a tantos luchadores y amigos, como dice en una de sus canciones sobre Zitarrosa:

“Lo conocí al “flaco” Alfredo en el Ateneo del Cerro que era un centro libertario”.
Así fue su vida: digna, rebelde, consecuente. Conviviendo, tuteándose con los sueños de un mundo mejor.

Gaucho, tu poesía, tu ejemplo de vida, tu mensaje, seguirán atravesando los tiempos.
Querido hermano, compañero, amigo, Carlos Molina, ¡hasta la utopía siempre!.

El porqué de nuestro Ateneo. Queremos estar en los problemas de nuestro tiempo, con las luchas que los de abajo hoy tenemos por delante. Junto a las inquietudes, reclamos, exigencias, necesidades, combates que nuestra barriada y el pueblo todo libran a diario y en la perspectiva de cambios profundos. Tender lazos solidarios, de mutuo apoyo, con todas aquellas iniciativas obreras y populares que persiguen objetivos comunes. Una perversa fragmentación emanada de las estructuras de dominación quiere mantenernos dispersos, así nuestra fuerza es menor. Queremos contribuir con nuestro granito de arena a romper esa fragmentación tendiendo y recibiendo lazos solidarios en pos de constituir en conjunto una fuerza social operante.



No nos cabe duda, las distintas expresiones sociales que hoy tiene nuestro pueblo necesita de herramientas fundamentales tales como la organización y el estar en contacto cotidiano y comprometido con las diversas luchas que transcurren. La construcción de un pueblo fuerte es la única garantía de cambios que trastoquen los mecanismos de reproducción de un sistema hecho para los ricos y poderosos y para sembrar cada vez mas miseria y exclusión para el universo de los de abajo.
Este nuestro Ateneo que hoy surge, pretende estar junto a otras organizaciones obreras y sociales, coordinando temas puntuales, campañas generales, apoyando situaciones coyunturales. En la pelea diaria sin perder la vista una estrategia que apunte a los cambios de verdad. Con los pies en la tierra y con los sueños históricos y populares de un mañana de justicia y libertad. Querido Gaucho Molina, trataremos de ir juntos en la huella.

1 comentario:

julio guerra dijo...

se saluda a los compañeros, emocionante recibir estas páginas...mi nombre es Julio Guerra...y tuve el honor de andar con el querido canario por muchos caminos uruguayos y un periplo catalán....quiero abrazar a todos con la calidez de la esperanza que posibilita la acción-gracias por esto y por Carlos.-julio.