martes, 31 de julio de 2007
Venezuela: Patriotismo vs. Identidad. (Parte IV)
Notas sobre Anarquismo, Chavismo e Identidad.
La revolución bolivariana, que empieza más bien como una lucha de liberación nacional y que se ha ido transformando poco a poco en una auténtica revolución socialista, siempre ha enfatizado el recate de nuestra identidad.
A raíz de esta revolución se retoman los “símbolos” de nuestra identidad, las abstracciones que la representan, se empieza por allí, pero hay que mirar con más profundidad.
Rescatemos entonces nuestra identidad y dejemos atrás el patriotismo abstracto, pues el solo concepto ya nos subordina a Europa y a sus nociones de lo que se supone debe ser un Estado, una república, una patria.
Es la subordinación automática y por costumbre a sus esquemas la que nos impide ir más allá de lo que ellos suponen deben ser esos conceptos e inventar nosotros los nuestros y organizar nuestras sociedades a nuestra manera. En lugar de Estado, república y patria, quizás Nodo, red y humanidad; O Comuna, federación y confederación; O individuo, colectivo y planeta.
O lo que se nos ocurra, independizándonos realmente de esa dominación, esa que es invisible, esa que es la peor subordinación; ¡tengamos identidad!.
¿Haremos la revolución solo hasta cierto punto por prudencia? ¿Nos someteremos a las pretensiones colonialistas extranjeras por miedo a que agudicen su dominación? ¿Tanto respeto, subordinación y miedo le tenemos a las potencias extranjeras? ¿Tanto miedo al pueblo y a la revolución?.
¿Y detenernos en nuestra revolución por prudencia con los extranjeros no es acaso someternos a su voluntad y aún antes de que intenten someternos por la fuerza?
La revolución bolivariana es precisamente una reafirmación de nosotros mismos, de nuestra voluntad, de nuestra identidad.
Ese rescate de nuestra identidad desatado por el camarada Chávez es sumamente positivo, pues solo una autentica, profunda y bien arraigada identidad y no una abstracta patria (que la hemos tenido siempre) es la que puede neutralizar esa otra “nacionalidad superior” que nos pretende dominar y en efecto nos domina muchas veces con sigilo y otras estrepitosamente.
Muchos anarquistas venezolanos están opuestos al proceso más que por desinformación y prejuicios, por falta de identidad.
Afirman que esto es solo más de lo mismo, mucha demagogia y poco socialismo, que la nuestra no es una revolución sino simplemente populismo.
Al igual que Globovisión ellos ignoran al pueblo venezolano y tal como si este no existiera o como si nunca hubiese habido un 27F ni un 13A , centran su vista alrededor de Chávez y un puñado de funcionarios, como si ellos fuesen la revolución.
En todo omiten a ese pueblo venezolano que está enrumbado en un proceso de emancipación, en un proceso de cuestionamiento del “orden” existente, de debate de ideas, de búsqueda de nuevas relaciones de producción, de toma colectiva de las riendas de nuestros destinos y de rescate de nuestra identidad.
Es allí en donde se halla la revolución mucho más allá de las evidentes mejoras en lo económico y lo social, en lo educativo y lo asistencial, de las múltiples obras de infraestructura o de nuestras destacadas y recientes actuaciones en algunos deportes;
Más allá de todos estos elementos de por sí revolucionarios en nuestras vidas, más allá de tener la constitución más progresista del mundo y la única aprobada popularmente, más allá de haber acabado con los partidos tradicionales que por décadas nos desangraron; la revolución se encuentra es en ese cuestionamiento colectivo de lo presente, en esa búsqueda incesante, allí es donde habita la revolución y donde nosotros, los anarquistas bolivarianos nos desenvolvemos.
La ortodoxia izquierdista mundial afirma que este es un fenómeno mesiánico, subestimando e ignorando al pueblo. Afirman que llamar a un movimiento Chavista es una cosa personalista, pareciera que olvidaran el personalismo de llamar a una columna Durruti, definirse como Bakuninista, ser zapatista o magonista o llamar a una revolución makhnovista.
No entienden que ser chavista escapa a Chávez, es parte de nuestra identidad y habla es de un movimiento bastante diverso que busca cambios inventando sus propios modelos, sin atarse a ortodoxias y sin someterse a ninguna forma de colonialismo ideológico ni permitiendo la imposición de ninguna fórmula.
Acusan a Chávez de militar. Olvidando que Bakunin, Kropotkin y George Orwell también lo fueron. Lo acusan de demagogo tan solo por ocupar un cargo tan parlamentario como los ocupados alguna vez por Proudhon o Federica Montseny.
La izquierda europea no entiende que cuando Chávez habla de patria, habla de otra cosa que no es esa opresora abstracción a la que tanto le temen, que cuando habla de defensa de la patria se hace más referencia al elemental respeto que debe existir por nuestra autodeterminación y soberanía. Chávez habla siempre de un orden multipolar, que sería contrario a la definición tradicional de patriotismo derechista donde lo que se busca es la hegemonía, Chávez habla de la patria grande y sus nociones y acciones son altamente humanistas, solidarias e internacionalistas.
Me encanta que nos llamemos “compatriotas” entre nosotros los chavistas, forma parte de nuestra identidad como movimiento y eso es algo que no comprende la ortodoxia anarquista y la izquierda Europea, que en su mayoría (y contrariamente a lo que muchos de nosotros creemos) adversa con virulencia a Chávez.
Precisamente por no someternos a ninguna voluntad extranjera, aún menos a sus prejuicios e ignorancia es que estamos enfrentados, sin posibilidad de reconciliación, con casi todo el “anarquismo” mundial, en especial con el institucionalizado.
Disidentes entre los disidentes, rompiendo lar reglas de la anarquía, contra el capital, el Estado y el anarquismo institucionalizado, allí estamos nosotros, los anarquistas que apoyamos este proceso, insubordinados y rebeldes, excomulgados por la santidad ácrata, no toleramos ningún tipo de coloniaje ni de imposición de formulas y vamos de foro en foro exigiendo respeto para con la libre determinación del pueblo venezolano.
Naturalmente nos han acusado de asalariados del estado, de funcionarios inventados por Chávez para “confundir” a la izquierda internacional, hemos sido desacreditados y vilipendiados una y mil veces, todo por defender nuestra identidad y nuestra revolución.
Nuestra propuesta para el PSUV, un híbrido de las tesis de Hakym Bey: Zona temporalmente autónoma, Murray Bookchin: Municipalismo libertario, Nestor Makhno: plataformismo y Daniel Guerin: Marxismo libertario, es descalificada a priori tan solo por tener la palabra maldita “partido” (la cual queremos sustituir por movimiento, por cierto), una propuesta (A) descalificada en base a puros prejuicios.
Sectores del Chavismo, en cambio, mucho menos dogmático y prejuiciosos, la han recibido mucho mejor a pesar de tener la palabra maldita ANARQUISMO. ¿Que curioso no? los chavistas más abiertos de mente que los anarquistas.
Desmontamos mentiras como que Chávez es autoritario, que aquí hay una dictadura, o que eso que hacen los sifrinos es una “protesta popular”, todas falacias que son inventadas por la derecha, pero que muchos “anarquistas” locales repiten y retroalimentan haciéndole un daño tremendo internacionalmente a la revolución, pues como son anarquistas y se supone que no tienen ningún compromiso con ningún poder, gozan de credibilidad entre la izquierda.
Pareciera que necesitasen que Chávez sea un come niños malvado para poder sostener su anarquismo. ¿Y que tal si no? ¿Qué tal si él realmente cree que puede cambiar las cosas para bien desde el Estado? ¿Se les acaba el anarquismo? ¿No hay más argumentos?. Si no es un demonio, no se nos ocurre más nada. Que desconfianza en el ser humano, que falta de anarquismo, y de imaginación.
A nosotros nos sobran argumentos a favor del anarquismo independientemente de las intenciones de Chávez, en las cuales creemos.
Creemos que sus intenciones son genuinas y nos parece que lo ha demostrado, y eso no influye en nada en nuestro anarquismo que se desarrolla independiente de sus intenciones, pues la única intención que puede causar una transformación es la del pueblo colectivamente y por eso es a quienes dirigimos nuestro mensaje (Pues mientras el pueblo no esté dispuesto a asumir el control de sus vidas, el socialismo es cosa de libros: Por principios anarquistas no lo podemos imponer)
Nos parece muy positivo para argumentar a favor del anarquismo que Chávez sea el mejor presidente posible, pues de lo contrario se persistiría en la idea errónea de que “esto” lo podría arreglar algún otro presidente, que la cosa es cambiarlo por otro.
En eso compartimos la opinión de Manu Chao, donde los políticos son los fusibles del sistema, si las cosas salen mal, se quema el fusible y se reemplaza por otro, pero el sistema sigue intacto.
Para nosotros sería una utopía poder conseguir suficientes funcionarios que tengan las características sobrehumanas e infinitamente desinteresadas que se supone deberían tener, como para poder ocupar todos los “cargos” públicos. Aún suponiendo que fuese posible esa utopía ese sería un sistema ineficiente por ser piramidal, el flujo de información necesariamente colapsa, no se puede tener una conciencia simultánea de cada una de las partes y aún menos de la dinámica, para cuando el enunciado sube y la solución baja, el problema ya ha cambiado.
Por eso la naturaleza no funciona así, ningún quark le dice a otro lo que tiene que hacer, el sistema se auto organiza y sus leyes no son un marco abstracto que se impone artificialmente desde arriba, sino que emana de las propiedades de los constituyentes más diminutos. Las leyes de la naturaleza no son órdenes, sino más bien consecuencias.
Entonces la autodeterminación de los pueblos emana de la autodeterminación del individuo, la soberanía nacional emana de nuestra soberanía individual, el universo se construye de abajo hacia arriba y va de lo simple a lo complejo y no al revés.
Lo individual y lo colectivo no son entidades opuestas, enfrentadas, aisladas, sino que están íntimamente relacionadas como lo plantean el budismo, el Zen, el tao, el anarquismo, la teoría del caos y la mecánica cuántica.
Una pirámide de elementos que se conectan solo con la instancia superior, no es un sistema eficiente y tiene la estabilidad de una pirámide de naipes invertida. Se acaba con la cabeza y listo, todo se desmorona, como pasó el 11A. Una red densamente interconectada, en cambio, donde la información fluye libremente por el sistema, es mucho más estable y eficiente por ser flexible y creativa, como fue la respuesta popular del 13A.
Aún llevando la utopía vertical al extremo y suponiendo que funciona y que es un sistema eficiente para la satisfacción de nuestras necesidades, consideramos que eso no sería independencia, pues seríamos absolutamente dependientes de esos funcionarios dioses, no sería libertad, pues tendríamos que obedecerles, ya que saben mejor que nosotros lo que más nos conviene y no sería igualdad, pues ¿cómo vamos a ser iguales a semejantes funcionarios sobrehumanos?. Al no ser ni independencia, ni libertad, ni igualdad difícilmente puede ser socialismo.
Afortunadamente eso no es lo que está planteado, pues aquí se está hablando de consejos comunales, de confederar los mismos para sustituir el estado, de democracia participativa en contraposición de la farsa de la representatividad y de avance al autogobierno y cederle el poder al pueblo como bases fundamentales para la erradicación de la pobreza.
Más que enfocarnos en “el hecho de que los extranjeros pueden legislar, administrar y enjuiciar a los venezolanos sin renunciar a su lealtad, fidelidad y obediencia a otro Estado”, como tanto le preocupa al intelectual Luis Brito García, nos debemos enfocar en que ningún otro ser humano, venezolano o extranjero lo haga. Sino que en lo sucesivo las decisiones de todo tipo sean cada vez de un carácter más colectivo, pues de eso es que se trata nuestra revolución.
El camarada Chávez siempre habla de: “la república como una comuna, la república como una federación, una república genuinamente socialista y popular”. Las cita es del texto “Socialismo Sin Estado: anarquismo” de Bakunin, pero sí que parecen sacadas de un discurso de nuestro compatriota.
Creemos que nuestra revolución tiene, aún sin ser consciente de ello, muchos elementos de socialismo libertario que consideramos vale la pena potenciar.
No hagamos del anarquismo una “mala palabra” entre los revolucionarios, no mintamos con que es una desviación, no olvidemos que eran anarquistas los mártires de Chicago por los que marchamos todos los primero de mayo, no nos quedemos únicamente con la mitad del socialismo, no se lo ocultemos al pueblo Venezolano pues no veremos muy lejos parados sobre los hombros de un gigante mocho. Estudiemos los aportes de TODO el socialismo.
Esta revolución pareciera plantear la necesaria síntesis de un Marxismo Libertario. Consideramos que para derrotar al capitalismo es imprescindible la cooperación de todas las izquierdas, la cooperación de comunistas y anarquistas, pues la cooperación es mucho más consistente con ambas ideologías que la competencia, y ya el matemático John Nash demostró con “el dilema del prisionero” como una actitud cooperativa es mucho más eficiente.
Como Feyerabend estoy contra el método; que Chávez ataque al capitalismo desde su trinchera, que nosotros lo atacamos desde la nuestra, no tengo ningún prejuicio al respecto ni creo que una forma de lucha sea más valida que la otra. Confío más bien en la cooperación y especialmente cuando considero que caminamos en el mismo sentido; El rescate de nuestra identidad, La revolución social y la liberación de la humanidad.
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